Hoy nos apetece de hablar de un concepto con y para el que trabajamos día a día desde Machemac y que cada vez más verán en los titulares de las noticias y sobre el que escucharán hablar en todas las empresas del siglo XXI. La economía circular es un concepto económico y medioambiental que forma parte de las siete emblemáticas iniciativas de la estrategia Europa 2020. Está íntimamente relacionado con la sostenibilidad: su objetivo es reducir al mínimo indispensable la generación de residuos, manteniendo en el circuito económico, durante el mayor tiempo posible, el valor de los productos, los materiales y los recursos como el agua o la energía.

Si queremos trabajar por la sostenibilidad del planeta, las empresas tenemos la obligación de pasar de una economía lineal –extracción, fabricación, utilización y eliminación- que ha agotado ya una gran cantidad de recursos naturales a una economía circular, optimizando, reciclando y reutilizando la mayor cantidad de desechos posibles, y en la que los residuos de unos se convierten en materias primas para otros.

Como bien explica la Fundación para la Economía Circular, con este nuevo modelo de sociedad que piensa en la gestión de los residuos y en la eficiencia del uso de los recursos, no solo nos aseguramos los suministros y la reindustralización del territorio nacional, sino que además contribuimos a la generación de miles de puestos de trabajo locales y no deslocalizables en este sector.

La economía circular debe ser una preocupación y ocupación no solo para las instituciones públicas que tienen que trabajar por el cuidado del medioambiente y el desarrollo sostenible, sino también para las empresas. Y no nos referimos nada más que a su responsabilidad social corporativa, ya que la economía circular es una gran oportunidad de conseguir resultados económicos.

El granito de arena que aportamos desde Machemac tiene que ver con la maquinaria de reciclaje y de compactación de residuos que comercializamos. Todas ellas están diseñadas para que la ingente cantidad de residuos que generamos en negocios de los más variados sectores puedan reciclarse y reutilizarse, reduciendo así la huella de carbono sin dejar de obtener un rédito económico.